EL DÍA QUE PROBÉ SU LECHE.
El profesor que en mi primer año ..
Published: November 7th 2023, 9:01:16 pm

EL DÍA QUE PROBÉ SU LECHE.
El profesor que en mi primer año de secundaria me inició en el sexo anal, me inició también con el sexo oral. Aunque en cada cogida semanal él también lamía afanosamente mi culito, mi delicado clítoris y mi tierna vagina, yo nunca hacía nada, siempre me dejaba hacer. Una tarde después de pasar su lengua minuciosamente por cada agujerito de mi cuerpo, yo bajé mis bragas de algodón floreado dispuesta a que metiera su miembro erecto en mi culo. La verdad es que al principio me dolía y ese dolor duraba días, también sentía mucha vergüenza, porque siempre terminaba sucia; sucia de su semen y de mi mierda. Pero a medida que fue pasando el tiempo el ano dejó de doler y deseaba ser penetrada. Cada vez que veía al profesor en clase se me aceleraba el corazón y mi virgen flor de loto se humedecía. Esperaba con ansias las tardes de clase particular en su despacho, porque sabía que después de estudiar me iba a chupar completa, me iba a hurgar con sus dedos experimentados y finalmente me iba a penetrar, adoraba sentirlo hasta el fondo, hasta que sus testículos chocaban con mi vulva. La vergüenza también había pasado, era parte del juego que él me lavara amorosamente, que secara mis partes con cuidado, me aplicara talco perfumado y me vistiera con amor, como si de verdad me quisiera. Por eso me sorprendió que una tarde me dijera: - no, hoy no te bajes las bragas -
Desabrochó su pantalón, por la abertura del calzoncillo sacó su miembro erecto y brillante, yo nunca lo había visto bien, no sabía que su pene también se humedecía. Me puse nerviosa, ansiosa, y no entendía mucho por qué tenía unas ganas enormes de llevarme esa polla a la boca. Me pidió que lo agarrara y me enseñó con su paciencia de pedagogo cómo tenía que mover las manos para masturbarlo. - Vas a tragarte todo - me dijo y yo obediente asentí. - Abre la boca y traga - Un fuerte chorro de semen caliente entró a mi boca, traté de tragarlo todo pero no pude, se me escapa, me ahogaba, su leche resbalaba por mi barbilla y mojaba mi uniforme escolar. Me dio asco, corrí al baño y vomité. Él entró y me limpió con amabilidad. - Tranquila - dijo - poco a poco te vas a ir acostumbrando como con el culo, al final mi leche va a ser tu merienda más deseada.
Y no se equivocó.